José Andrés Roca
Primer VicepresidenteEl populismo es un enfoque político que se caracteriza por apelar al “pueblo” como una unidad homogénea, movilizar a las masas y proponer “medidas de justicia social”.
En Bolivia, el populismo es la receta favorita de muchos políticos para ganar el apoyo de la sociedad, la receta del plato favorito del MAS, que está perfectamente preparado y horneado, pero ojo, no solo el MAS practica el populismo. Los políticos populistas suelen pintarse como si fueran los salvadores del pueblo, vendiendo promesas que suenan mágicas y rara vez llegan a cumplirse. Para quienes viven del día a día y dependen de la administración pública en gran porcentaje, estos líderes se vuelven una especie de superhéroes.
La mayoría de los políticos populistas no se complican con ideas complejas. Hablan de bonos, obras y soluciones inmediatas, sin tener un proyecto serio ni estudiado sobre las necesidades que aquejan al país, mismas promesas que terminan siendo solo un discurso. ¿Por qué hacen esto? Porque para alguien que apenas está sobreviviendo, el discurso suena como un alivio rápido, aunque a veces ni siquiera sepan de dónde ni cómo podrían hacer posibles sus promesas.
Este discurso simple, directo y lleno de “esperanza”, es suficiente para que la gente les dé su confianza. Y no solo es un tema de ingenuidad por la falta de educación, sino que muchos están tan cansados de la pobreza y el olvido, que cualquier promesa parece mejor que nada.
Los políticos populistas saben muy bien cómo ganarse a las masas. Se visten como ellos, hablan como ellos y usan sus símbolos culturales para conectar, por lo que sus posibles votantes se hallan identificados. Es como si el político se pusiera una capa de superhéroe que lo hace ver como el único capaz de salvar a “su pueblo”.
Pero esa capa es de cartón. Por fuera parecen con las mejores intenciones, pero por dentro, muchos solo están jugando el papel para ganar poder y beneficiarse ellos y a los suyos.
El verdadero truco del populismo está en alimentar una idea: “Vos necesitás que yo te ayude”. Así, las personas empiezan a depender de ese político, pensando que es el único que puede cambiar sus vidas. Pero esa dependencia es peligrosa, porque los líderes populistas no buscan empoderar al pueblo ni mucho menos, sino que los mantienen en un lugar donde necesiten de ellos para poder sobrevivir.
La solución no está en esperar a un superhéroe que venga a salvarnos. Está en la educación y en dar herramientas a las personas para que no dependan de nadie, y puedan exigir mejores líderes, no solo mejores discursos.
¿Creen que se necesita otro líder populista en contrapartida del MAS para poder ganarle las elecciones, aunque sea por esta vez? Si no es el populismo, ¿qué tipo de liderazgo necesita Bolivia para avanzar? ¿Es posible que un político que no sea populista conecte con el pueblo? ¿Cómo rompemos este ciclo de superhéroes?