Fabrizzio Saavedra
Miembro activoLas recientes elecciones en Bolivia dejaron un resultado que muchos no esperaban: la centro izquierda logró imponerse, consolidando cinco años más de gobierno. Para los jóvenes que se sienten cercanos a la derecha, esto genera dudas, frustración y una sensación de incertidumbre sobre el futuro inmediato. La pregunta que surge es clara: ¿Cuál es nuestro rol como jóvenes ahora?
Santa Cruz, históricamente, se ha identificado como la región opositora. Cada elección, cada resultado nacional, nos recuerda que Bolivia no nos acompaña ideológicamente. Por más que votemos, por más que expresemos nuestras ideas, el mañana luce incierto.
En las ultimas dos décadas, se ha repetido un mismo patrón que muestra que la voz de Santa Cruz muchas veces queda al margen de la dirección que toma el país. Esta realidad genera un sentimiento de frustración particular en nosotros los jóvenes cruceños, que vemos cómo nuestras expectativas se enfrentan constantemente a una mayoría nacional que piensa distinto.
Pero este escenario no debería ser solo un motivo queja; es un llamado a la acción. La política afecta directamente nuestras oportunidades, nuestra educación, nuestro empleo y nuestra participación en la sociedad. Los resultados electorales no son solo números: son decisiones que moldean nuestro país y por ende nuestro futuro.
El desafío es evidente: ¿debemos quedarnos al margen y esperar que las cosas cambien solas, o hay una manera activa de involucrarnos y defender nuestras ideas? El papel de los jóvenes va más allá del voto: implica informarse, organizarse, proponer soluciones y participar en los espacios donde realmente se toman decisiones.
La incertidumbre y las dudas existen ahora, y dependerá de cada joven convertirlas en acción concreta. Existen oportunidades para influir: desde iniciativas locales, emprendimientos, voluntariado social, hasta la participación activa en espacios de debate y en la vida comunitaria. La pregunta que debemos hacernos es si vamos a permitir que cinco años pasen en espera, o si vamos a actuar para dejar una marca real.
En este contexto, la reflexión es obligatoria: ¿Qué vamos a hacer nosotros los jóvenes, frente a un escenario que no es el que esperábamos y donde Santa Cruz parece siempre quedar al margen? La respuesta definirá cómo viviremos estos años y cómo influimos en el futuro de Bolivia.